En general, Tanzania es un país seguro y no ofrece grandes complicaciones. Sin embargo, hay que tomar las precauciones habituales y ceñirse a los consejos que ofrece el Gobierno para viajar.
Aparte de infracciones de tráfico como superar los límites de velocidad y conducir sin el cinturón de seguridad puesto (obligatorio para el conductor y los pasajeros de los asientos delanteros), conviene vigilar el consumo y posesión de drogas. Es fácil conseguir marihuana (bangi o ganja) en algunas zonas y se suele vender a los turistas en las calles de la isla de Zanzíbar y Dar es Salaam, pero casi siempre es una trampa donde está involucrada la policía, verdadera o falsa. Si pillan a alguien, tendrá que pagar una multa para evitar el arresto o la cárcel.
En Dar es Salaam, por ejemplo, el típico engaño consiste en que un par de hombres se acercan al viajero, caminan con él, entablan una charla y le intentan vender drogas. Antes de que uno se los quite de encima, los policías (a veces de verdad, otras no) salen de la nada e insisten en que el viajero abone una multa elevada por estar implicado en la compra de drogas ilegales. Negarlo suele ser inútil y a menudo poco se puede hacer salvo salir pitando en dirección contraria cuando el viajero tenga la mínima sospecha de que se trata de una trampa. Si pillan al viajero, ha de insistir en ir a la comisaría más próxima antes de pagar nada y reducir el soborno todo lo que se pueda. De entrada pueden llegar a pedir hasta 300 US$, pero los viajeros más espabilados se pueden deshacer de ellos por menos de 50 US$.
Antes y durante el viaje recomendamos que cualquier información relacionada con seguridad, salud, trámites administrativos como la expedición de visados, etc. sea verificada con el Ministerio de Asuntos Exteriores del país del viajero.