Es una ruta clásica para quienes no conocen el país. Pasa por muchos puntos de interés, se puede hacer todo el año y aprovecha las ventajas que ofrece el Japan Rail Pass.
Tras un par de días en Tokio, aclimatándose y contactando con el Japón más urbano –rascacielos, bullicio y neones– se toma el tren bala a Kioto. Se necesitan al menos 2 o 3 días para visitar los mejores templos y jardines de Kioto. Desde aquí se puede visitar Nara, para ver el Daibutsu (Gran Buda), y Osaka, famosa por su vida nocturna y su comida callejera.
También se puede visitar el místico monasterio de la montaña de Kōya-san (y dormir en un templo budista). Luego se sigue al oeste hasta Himeji, para ver el mejor castillo de Japón, el Himeji-jō.
La siguiente parada es Hiroshima y la visita del conmovedor Parque Conmemorativo de la Paz. Al sur está Miyajima, con su santuario flotante. Se puede dormir en un ryokan (posada tradicional) antes de tomar el tren de vuelta a Tokio. Se puede parar en el balneario de Hakone y probar un onsen.