Parque Nacional Los Haitises, en la península de Samaná, Best in Travel 2018
La península de Samaná, una estrecha franja del nirvana más soleado, cerca de la costa norte, es la antítesis del turismo de masas que domina el sureste de la República Dominicana. La impresionante observación de ballenas, las recónditas playas de postal y las sofisticadas aldeas playeras con aires europeos son la norma en esta península; y al otro lado de la bahía se halla un fascinante ecoparque que alberga reliquias de la historia dominicana y un montón de maravillas naturales.
Sabemos que puede ser difícil tener que elegir entre la plétora de actividades que ofrece esta península, por eso aquí dejamos una lista de lo más destacado: los 7 secretos de Samaná.
1. El Parque Nacional Los Haitises
Un secreto de Samaná, este parque marino costero protege 1375 km2 de bosque húmedo subtropical, 100 especies de aves y numerosos manglares y cuevas de roca caliza. Su sorprendente paisaje, alrededor de espectaculares farallones repletos de vegetación que se alzan entre 30 y 50 m sobre el agua, se formó entre hace uno y dos millones de años, cuando la deriva continental colapsó la placa caliza submarina. Aunque técnicamente forma parte del territorio continental, Los Haitises es fácilmente accesible en kayak desde Samaná, en una excursión memorable.
2. Las ballenas jorobadas del Atlántico Norte
Observar a estas colosas es la actividad número uno de la península de Samaná –es la única época en la cual la península se llena de gente– del 15 de enero al 20 de marzo, cuando unas 10 000 ballenas jorobadas del Atlántico Norte se reúnen en la bahía, en un magnífico ritual de apareamiento que maravilla a los visitantes. Los circuitos salen desde la ciudad de Samaná, donde Whale Samana, de la veterana especialista canadiense en mamíferos marinos Kim Beddall, organiza las salidas más espectaculares. Conviene evitar el 27 de febrero, Día de la Independencia dominicana, y optar por un circuito de tarde (hay menos barcos en la bahía).
3. Comer en El Cabito
Rústico y sorprendente, el restaurante El Cabito tiene una ubicación espectacular al borde –casi literalmente– del país, escondido en el remoto pueblo de Las Galeras. Es buena idea visitarlo con la puesta del sol, cuando los acantilados enmarcan un caleidoscopio de colores que se funden en el mar y se escucha el romper de las olas. Ofrece excelente marisco y cervezas belgas, pero la comida y la bebida son mera anécdota ante un entorno tan incomparable. Conviene llamar con antelación para pedir transporte gratis a/desde la ciudad. ¡Y en temporada, incluso se pueden ver ballenas migratorias!
4. Playa Rincón
Una de las playas más bellas de la República Dominicana y del mundo se halla en las afueras de Las Galeras, en Playa Rincón, un largo tramo de arena, de 3 km, rodeado de un espeso bosque de palmeras. Es difícil llegar en coche, pero no imposible. Casi toda la gente prefiere visitarla en barco, lo cual evita multitudes.
5. Un fin de semana en The Peninsula House
La exclusiva Peninsula House es uno de los B&B más exquisitos del Caribe. Se alza, en todo su esplendor victoriano, sobre un cerro con vistas a Playa Cosón, 60 km al noroeste de la ciudad de Samaná. Solo tiene seis habitaciones, por lo cual el servicio es de lo más personal y privado. La mayor parte de las ofertas culinarias, cortesía del chef argentino, se elaboran con ingredientes del huerto ecológico del B&B. Es la clásica escapada para una ocasión especial, cuando la principal prioridad es darse un capricho.
6. Copas sofisticadas en Las Terrenas
Uno de los lugares más deliciosos de Samaná es la sofisticada aldea de Las Terrenas, 38 km al noroeste de la ciudad de Samaná. Con un ambiente muy europeo –expatriados italianos tomando expresos, inmigrantes franceses que circulan en bicicleta cargando baguettes en la espalda– Las Terrenas es un batiburrillo de encanto cosmopolita con envoltorio latino. Es ideal comer junto a las olas en La Terrasse, un bonito bistró encalado en primera línea de mar, y tomar una copa al atardecer en el patio de la Boulangerie Française. Perfecto.
7. Pasar unos días en Las Galeras
Pequeño y tranquilo, Las Galeras, 28 km al noreste de Samaná, es el ‘fin del mundo’ más bonito que el viajero jamás encontrará. Es poco más que un puñado de restaurantes y B&B que llevan hasta un chiringuito en la playa, pero esta especie de aldea global es una excelente base para disfrutar de un montón de atracciones naturales: buceo con tubo en la vecina Playa Frontón, submarinismo en Cabo Cabrón y excursiones al espectacular de El Punto. Uno de los mejores sitios donde alojarse es el pequeño B&B franco-canadiense CasaPorquéNo, cuyos simpáticos propietarios, Pierre y Monick, redefinen el significado de la palabra ‘hospitalidad’.