Pistas para descubrir la ciudad como un local
Los cambios hace ya tiempo que llegaron a las calles de Oporto, una romántica y nostálgica ciudad entre el Duero y el Atlántico convertida ahora en el destino perfecto para un fin de semana o unas breves vacaciones. Los cafés nostálgicos conviven con las galerías de vanguardia y las centenarias bodegas con los nuevos locales de moda; los restaurantes con una estrella Michelin se llevan fenomenal con las tabernas de pescadores y los magníficos azulejos hacen un hueco para convivir con lo último del arte urbano.
1. Un recorrido clásico
Hay que comenzar por lo imprescindible, por ese recorrido que cualquier visitante que llegue a Oporto debería realizar para poder decir que conoce bien la ciudad. Son los puntos de interés más obvios, pero no por ello dejan de ser fascinantes. El recorrido básico y más turístico por la ciudad deberá incluir al menos estos ocho puntos de interés:
- Sé do Porto La catedral, que se alza como una fortaleza en lo alto de una colina y es el referente imprescindible de su pasado.
- Igreja de São Francisco Un fastuoso espectáculo barroco, todo un derroche de pan de oro, con unas fantasmagóricas catacumbas perfectas para los amantes del morbo.
- Palácio da Bolsa Recuerda la riqueza de la ciudad en el pasado y la prueba son sus pasillos con mosaicos y murales, su espléndida escalinata y su caleidoscópica Sala Árabe.
- Museu Nacional Soares dos Reis Alberga una importante colección de artes plásticas y decorativas, desde esculturas a pinturas flamencas o porcelanas chinas.
- Centro Português de Fotografia Una antigua cárcel acoge exposiciones de fotografía contemporánea y devuelve al visitante a los días del tono sepia con su colección de antiguas cámaras.
- Jardim do Palácio de Cristal Un espectacular jardín botánico en lo alto de Massarelos por donde pasean los pavos reales, lleno de rincones agradables, fuentes y miradouros con vistas.
- Casa da Música Esta futurista sala de conciertos, con una magnífica acústica y un aspecto rompedor, fue diseñada por el atrevido arquitecto holandés Rem Koolhaas.
- Casa Serralves Visita obligada para los amantes del arte contemporáneo, que combina arquitectura de vanguardia, un parque lleno de esculturas y una mansión que es una joya art déco.
- Vila Nova de Gaia Al otro lado del río nos esperan las famosas bodegas de Porto y también unas bonitas vistas del río y un barrio lleno de sabor.
2. Ruta de bares por Galerias
Si se pregunta a un portuense dónde ir de marcha, lo más probable es que sugiera Galerias, el barrio de la vida nocturna, por Rua Galeria de Paris y Rua Cândido dos Reis. Los bares de esta zona van de lo más retro a lo más bohemio, moderno o alternativo, y se llenan los fines de semana de gente que va de uno a otro, según lo que más apetezca o los gustos musicales de cada uno.
Oporto alternativo
Galerias es el paraíso de los hipsters que dudan para escoger entre bares bohemios, los retro, al estilo de antiguos burdeles parisinos, o los de aire sofisticado urbano. Uno de los más originales dentro de la tendencia retro es la Galeria de Paris (Rua Galeria de Paris 56), decorado con juguetes, termos, teléfonos viejos y otros artilugios. Sirve cócteles, cerveza de barril y de noche, tapas. Del mismo aire es la Casa do Livro (Rua Galeria de Paris 85), con papel antiguo en las paredes, espejos dorados y librerías enormes que le dan un encanto discreto a esta cervecería y vinatería. Era Uma Vez No Paris (Rua Galeria de Paris 106) recupera el ambiente del París bohemio de la década de 1920. Sus paredes rojo rubí, sus muebles antiguos y sus lámparas con encaje crean un ambiente cálido donde tomar un café de día o unas copas de noche.
3. Miradores y arte urbano en el Oporto judío
Un paseo por este laberinto de callejuelas medievales en el barrio de Miragaia transportará a una de las épocas más fascinantes de la historia de la ciudad y permitirá descubrir la próspera vida de los judíos. Los callejones medievales están atravesados por la Rua de São Bento da Vitória, en su día el centro neurálgico del barrio judío de Olival que prosperó en el siglo XIV. En aquel tiempo la tercera parte de la población de Oporto era judía, pero la proporción se redujo hasta el 1% tras la Inquisición. Frente al antiguo Mosteiro de São Bento da Vitória hay un cartel que pide disculpas por la expulsión de los judíos en 1496 a causa de la Inquisición portuguesa y del puño de hierro del rey Manuel I. El monasterio, actualmente clasificado como Monumento Nacional, fue construido por los monjes benedictinos en el siglo XVI sobre terrenos judíos y alberga un bello claustro de granito además de acoger representaciones del Teatro Nacional de São João.
Bajando desde el Jardim das Virtudes hacia Miragaia se contemplan unas vistas maravillosas de la ciudad. En la esquina está la familiar Taberna de Santo António (Rua das Virtudes 32), que sirve comida tradicional portuguesa con una sonrisa. A mediodía son muchos los que vienen a disfrutar de sus generosas raciones de bacalao, sardinas a la parrilla y cozido.
En este barrio encontramos también una buena representación del arte callejero de Oporto, sobre todo en Rua São Pedro de Miragaia, decorada por uno de los artistas callejeros más prolíficos de la ciudad, Hazul Luzah –que siempre trabaja de incógnito–. La obra de esta rua se titula Florescer y plasma motivos naturales y orgánicos tatuados sobre los viejos muros medievales.
4. Un paseo en barco hasta Afurada
El Duero se cruza en un momento a bordo de un vetusto barco de madera (sale de Cais do Ouro, cerca del Ponte da Arrábida) que deja en un pequeño pueblo que parece otro mundo. Lejos de las nuevas tendencias y del estrés del centro, Afurada recupera la nostalgia de la vida tranquila, con pescadores que descargan las capturas del día y mujeres que hacen la colada en los lavaderos públicos. Es un viaje al pasado que reconcilia con el simple placer de pasear junto al río y contemplar el lado menos turístico de Oporto.
Si se madruga, se puede ver el pequeño pero animado Mercado de Peixe São Pedro da Afurada en plena acción. Los pescadores vocean su bacalao, sus sardinas y otras capturas del Atlántico a toda velocidad. También se puede ver algunas mujeres cumpliendo el ritual diario de mojarse hasta los codos en el lavadouro público. Ahora todo el mundo tiene lavadora pero aquí se blanquea mejor, y además se charla y se canta entre enjabonado y enjabonado.
Para comer, se impone un pescado asado a la parrilla y un vino verde entre fados y azulejos: la Taberna São Pedro (Rua Agostinho Albaño 84), está siempre atestada. Después se puede dar un paseo por la Praia Nova do Cabedelo, bordeada por las dunas de la Reserva Natural do Estuário do Douro. La brisa continua atrae a los amantes del kitesurf, pero también es un lugar tranquilo para relajarse en la arena .De vuelta a Afurada, la Forneria São Pedro (Rua Dr. Eduardo de Matos 84) ofrece una carta italiana con toques portugueses y unas estupendas vistas del río.
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5. Un paseo ‘hipster’ por Miguel Bombarda
La Rua Miguel Bombarda es un escaparate de arte callejero, pero también de galerías, boutiques, tiendas vintage y concept stores donde descubrir a los jóvenes diseñadores y creativos de la ciudad. No faltan los cafés a la antigua llenos de hipsters y un paseo por la calle descubrirá galerías como la Galeria São Mamede, que acoge exposiciones temporales muy interesantes. El paraíso del diseño está en el centro comercial independiente CC Bombarda: ropa urbana de diseño local, tés gourmet, cosmética ecológica, joyas, vinilos, bonsáis, accesorios con estilo y otros artículos para un público moderno. Lo más destacado, no obstante, es Águas furtadas, con moda, diseño, artesanía y accesorios, todo moderno y portugués. Como colofón del paseo se puede dar un garbeo por el mundo de la ilustración en Ó! Galeria (Rua Miguel Bombarda 61). Se verán desde motivos geométricos a diseños más extravagantes, algunos con influencias de la cultura portuguesa.
6. Un día de playa en Foz do Douro
Foz do Douro, al oeste de la ciudad, es una excursión perfecta para portugueses y viajeros, con sus bares de playa y sus excelentes restaurantes. Podemos por ejemplo comer algo en el clásico Tavi, famoso por sus pasteles y helados, y luego caminar por el paseo marítimo escuchando las olas, tomar el sol o darse un baño en alguna de las playas rocosas. Si se va con niños, Sealife Porto les descubrirá todo tipo de vida marina.
El ruido del tráfico de Avenida da Boavista desaparece al entrar en el Parque da Cidade, el mayor parque urbano de Portugal. Tiene 10 km de senderos, y es donde van los portuenses a recargar las pilas, hacer un pícnic, correr, ir en bici y dar de comer a los patos del estanque.
Otra visita clásica es el llamado Castelo do Queijo (castillo del Queso) por la cuña de roca sobre la que se levanta, y el Forte de São Francisco Xavier, la típica fortaleza con recios bastiones, torres y puente levadizo. Y por supuesto, el Farol Senhora da Luz (Av. Dom Carlos I), uno de los iconos de Foz, levantado sobre un malecón donde soporta los embates de las tormentas del Atlántico. Es un buen lugar para disfrutar de las vistas.
Para cenar, en plena orilla está la Casa de Pasto da Palmeira (Rua do Passeio Alegre 450), con dos pequeños comedores y unas cuantas mesas en el patio. Y para los más gourmets, el Pedro Lemos, uno de los dos restaurantes de Oporto con estrellas Michelin y una fantástica azotea. El otro gran restaurante de moda es la Casa de Chá da Boa Nova, diseñada por el arquitecto portugués Álvaro Siza Vieira y situada en lo alto de un acantilado donde rompen las olas. Unas rocas enormes rodean el edificio, que tiene un interior de estilo zen con maderas pulidas y piedra. Desde 2014 sus fogones están a cargo del chef estrella de Oporto, Rui Paula. El restaurante está cerca del faro de Matosinhos, siguiendo la costa al norte de Foz do Douro y es mejor llegar en coche o en taxi.
7. Mercados y paseos para ‘foodies’
Y Oporto no puede abandonarse sin visitar sus mercados y descubrir su faceta gastronómica. Para mezclarse con los lugareños y picar algo, vale la pena entrar en el Mercado del Bom Sucesso, construido a finales de la década de 1940 pero completamente reformado. Ahora es un llamativo edificio curvado, luminoso y moderno, donde se venden productos frescos, pero también se puede comer y tomar café, además de albergar el moderno Hotel da Música.
Los mejores mercados locales del mundo
Para descubrir el activo panorama gastronómico de Oporto, una buena opción son los circuitos de media jornada que propone Taste Porto Food Tours, sabrosos recorridos guiados a pie por los barrios de Bolhão y Aliados para probar de todo. Y para vivir una experiencia gastronómica única junto a 15 comensales más, hay que reservar en el Euskalduna Studio (Rua de Santo Ildefonso, 404), un establecimiento sorprendente donde se puede disfrutar de impresionantes menús de 10 platos que tienen en cuenta la época del año y que Vasco Coelho Santos ejecuta con delicadeza y de forma impecable.