Deportes y actividades en Saboya y Mont Blanc

Saboya y Mont Blanc al aire libre

Saboya y Alta Saboya, gracias a sus paisajes variados de lagos, ríos, bosques y montañas, ofrecen una variedad casi infinita de actividades, tanto en verano como en invierno. Y todos, amantes de las playas o de las cumbres nevadas, de las caminatas apacibles o de las sensaciones fuertes, se sienten satisfechos.

Actividades de verano

Excursionismo

Cuesta encontrar dos departamentos vecinos mejor provistos de caminos para el senderismo que los de la entidad turística Saboya y Mont Blanc. Con más de 14 000 km de itinerarios señalizados, evidentemente hay para todos los gustos y todos los niveles. Unos paseos para todos (www.savoie-mont-blanc.com, apartado “Préparer son séjour”, y después “Activités et détente”) pensados para familias permiten familiarizarse poco a poco con el senderismo, caminando por senderos con poco o ningún desnivel. En Saboya se han puesto en marcha los paseos confort, cortos, de poco desnivel y accesibles con cochecito de bebé (un logotipo permite identificarlos).

Los paseos saboyanos de exploración no son mucho más difíciles, y ofrecen un acercamiento lúdico al territorio gracias a postes sonoros o a dos juegos de pistas. En Saboya hay que mencionar la serie de fuertes que integran la barrera del Esseillon, en Aussois. Menos interactivos, pero igual de interesantes, son los senderos peatonales temáticos salpicados por la región.

Reservas naturales, riberas de lagos y montañas sirven de marco a las principales excursiones más populares, que pueden llevar de unas horas a un día entero. A los más aguerridos los aguardan las alegrías de las excursiones de varios días, con noches en refugios. Entre las rutas de senderismo más reputadas del mundo, el Tour du Mont-Blanc (www.montourdumontblanc.com) requiere de siete a diez días, y una excelente forma física para afrontar 10 km de desnivel y casi 200 km de marcha, a caballo entre Francia, Italia y Suiza. El Tour de la Vallaisonnay (www.vanoiserando.fr, topo-guide® 530), que lleva cuatro días y sale del refugio-puerta de Rosuel, ofrece una antología completa de los paisajes que se extienden en los 600 km de senderos del Parc National de la Vanoise (www.vanoise-parcnational.fr). También hay que mencionar el GR®5, que une el mar del Norte con el Mediterráneo, pasando por las dos Saboyas, de Thonon-les-Bains a Valfréjus (topo-guide®504).

Para aunar los placeres del senderismo con la adquisición de nuevos conocimientos sobre el medio montañés, se puede acudir a un guía de media montaña. Tiene una titulación oficial y comparte sus conocimientos en materia de fauna, flora, geología o incluso sobre el hábitat. Para ello, contáctese con la Bureau des guides o con las oficinas de turismo de las estaciones o de los parques naturales.

En la montaña más que en otro lado se imponen numerosas precauciones. El tiempo puede cambiar bruscamente, conviene informarse justo antes de la salida en las oficinas de turismo. Hay que ir bien equipado (calzado de senderismo, ropa de abrigo), llevar suficiente agua (mín. 2 litros/persona/día) y barritas energéticas o frutos secos. Las indicaciones de tiempo de recorrido son válidas para senderistas de nivel medio. Conviene evaluar el nivel, y reservarse siempre un pequeño margen.

Téngase en cuenta que la tendencia sólida y duradera del yoga atrae consigo nuevas prácticas de senderismo. La marcha afgana, marcha consciente a medio camino entre el senderismo y la meditación, se practica tanto en verano como en invierno (con raquetas) en numerosas estaciones como Samoëns o Sixt.

Bicicleta

Junto con la marcha a pie, el ciclismo es la otra actividad reina en Saboya y Mont Blanc. El sitio de internet dedicado a la bicicleta (www.velo.savoie-mont-blanc.com) gestionado por el Comité du Tourisme de Savoie Mont-Blanc es una herramienta ideal para la selección de los itinerarios y del tipo de actividades (descenso en bicicleta de montaña, marcha cicloturista, paseo en familia, senderismo itinerante…).

Las estaciones de esquí proponen una oferta considerable y variada para bicicleta. Además, hay telesillas adaptados al transporte de las bicicletas de montaña que permiten bajar rápidamente por las mismas pistas que los esquiadores, y que tienen equipamientos específicos: parque para bicicletas, pistas de enduro, circuitos de senderismo y de campo a través, espacios de freeride (saltos y aterrizajes sobre colchón de aire…), zonas de iniciación lúdicas (Pump Track…). Actualmente en todas las estaciones se ofrece alquiler de bicicletas de montaña de pedaleo asistido (VAE).

Tras su pico de crecimiento en media montaña, la fat bike ha conquistado las cumbres alpinas, tanto en verano como en invierno. La bicicleta de neumáticos XXL, una buena alternativa invernal para las estaciones de altitud durante las temporadas de poca nieve, pasa por todas partes, aunando placer, comodidad y seguridad. La bonachona “bicicleta de ruedas gruesas” también tiene a veces pedaleo asistido. La ayuda eléctrica ‘aplana’ las montañas, multiplica las fuerzas y nivela las capacidades. Es ideal para pedalear en familia.

En bicicleta de ruta, los desafíos del cicloescalador, al salir de localidades accesibles en TER, son gran cantidad de circuitos que aguardan a los más deportistas, unos 80 puertos y subidas extraordinarios, a menudo abordados por los corredores del Tour de Francia, y que tienen terminales en cada kilómetro. En verano, algunos puertos y subidas se cierran a los automóviles durante una mañana, lo que permite afrontar con tranquilidad los gloriosos Glandon, Croix de Fer... La Route des Grandes Alpes (www.moveyouralps.com), señalizada, comunica el lago Lemán con el Mediterráneo y constituye un itinerario de leyenda (cerca de 700 km y 14 puertos) que pasa por buena parte de estos pasos de montaña míticos. Es accesible de finales de mayo a finales de octubre. Una innovación reciente es que el recorrido está ahora equipado de terminales de recarga para bicicletas de pedaleo asistido. Además, Saboya y Mont Blanc promueve la Route des 100 Cols (más de 2000 km y 45 000 m de desnivel), que se ofrece dividida en cuatro excursiones en bicicleta, de 5-10 días cada una.

Entre los preciosos paseos familiares, se halla la pista para bicicletas del lago de Annecy, de 31 km de longitud, y la vía verde que bordea el lago de Bourget y conecta las dos mayores ciudades del departamento de Saboya: en Aix-les-Bains y Chambéry.

Actividades náuticas y deportes en aguas bravas

Gracias a sus lagos, Saboya y Alta Saboya representan un inmenso terreno de juego para los deportes acuáticos. Se pueden activar los bíceps en el lago de Aiguebelette, el de los amantes del remo, prohibido a embarcaciones de motor. En el lago de Bourget, se puede aprovechar una ligera brisa para probar el ‘kitesurf’. Y luego se pone rumbo hacia el lago de Annecy para el esquí náutico gracias al club de Sévrier Annecy (06 84 78 12 89; www.annecyskinautique.com), cuna de tantísimos grandes campeones.

Los ríos ofrecen también múltiples actividades. Bien supervisado por profesionales, se puede disfrutar de las sensaciones fuertes del ‘rafting’, del barranquismo o del 'hydrospeed', que se practica sobre una especie de trineo, al que uno se agarra dejándose llevar por la fuerza del torrente. Un deporte que puede practicarse cuando el nivel de agua es elevado, pero que es mejor evitar a finales de verano. En Saboya, Bourg-Saint-Maurice es el centro más importante y no faltan proveedores de servicios. En la Alta Saboya, se puede ir a Nunayak (04 50 93 86 74; www.alpes-rafting.com), en Sixt-Fer-à-Cheval.

Vuelo libre

El ala delta y sobre todo el parapente son muy apreciados en verano en las estaciones alpinas. A partir de 60-90 € se puede disfrutar de un vuelo en biplaza. En la Alta Saboya, el Brévent es la zona de despegue preferida por los parapentistas, por lo grandiosa que es la vista del macizo. Pero también se puede despegar desde Les Grands-Montets o desde la Aiguille du Midi (con introducción al alpinismo), con Chamonix Sport Aventure (06 45 89 28 52; www.chamonix-sport-aventure.com).Otros lugares muy apreciados son: el Col de la Forclaz, por encima del lago de Annecy y, en Saboya, el Col du Glandon, Aussois y el monte Revard.

La localidad de Challes-les-Eaux, al lado de Chambéry, es famosa por su campo de vuelo a vela.

Los aficionados aprovecharán quizá la oportunidad de saltar en caída libre, sobre algunos de los lugares más hermosos de Francia, gracias a Savoie Parachutisme (04 79 54 42 93; www.centre-parachutisme.com), desde el aeropuerto de Voglans (cerca de Chambéry), o Parachutisme 74 (06 78 24 94 29; www.parachutisme74.com), desde diferentes lugares como Avoriaz o Annemasse.

Para un paseo más tranquilo, Alpes Montgolfière (www.alpes-montgolfiere.fr) organiza vuelos en globo desde la base de despegue de Praz-sur-Arly.

Vía ferrata y escalada

Para permitir que sus batallones alpinos atravesaran determinados pasos complicados de los Dolomitas con material pesado, el ejército italiano, inspirado por una primera experiencia turística en Austria, fue el primero en desarrollar la vía ferrata a principios del s.XX. Pero hubo que esperar a la década de 1980 para que esta práctica se popularizara. Hoy en día, la mayoría de las estaciones ofrecen como mínimo una vía. Las vías ferratas se clasifican en seis niveles de dificultad, de fácil (F) a extremamente difícil (ED). Este deporte está abierto a todo el mundo, incluidos niños a partir de 6-7 años en las vías más fáciles. Es indispensable que haga buen tiempo, ya que la lluvia hace resbaladizos los elementos metálicos, que además son conductores de electricidad en caso de tormenta. Entre las más famosas, están la vía ferrata de Le Diable en Aussois (con tramos para todos los niveles), La Croix des Verdons en Courchevel (la más alta de Francia, difícil) o la Tour du Jalouvre en Le Grand-Bornand (muy difícil).

La vía cordata, una disciplina más reciente aún, se practica encordado y con dos personas como mínimo. Juicioso término medio entre vía ferrata y escalada, ofrece la oportunidad de familiarizarse con el universo vertical.

Y luego por supuesto está la escalada. El Rocher des Gaillands, a 2 km de Chamonix, el Rocher de Glaisy, en el municipio de Notre-Dame-du-Pré (a 15 km de Moûtiers, en Saboya), o el precipicio de la Lierre, en Yenne (Antepaís Saboyano), son perfectos para comenzar a escalar en familia.

Considerado una meca de la escalada en Saboya y Mont Blanc, el monte Salève es adecuado tanto para principiantes como para los más experimentados. El término varappe, empleado como sinónimo de escalada, procede del nombre de uno de los pasillos rocosos del “Balcon de Genève”. El Rocher des Aravis, en La Clusaz, ofrece también longitudes para todos los niveles.

La Chambotte (al final del lago de Bourget), Les Tours d’Arreu (Sallanches) o Le Tuet (Samoëns) son para escaladores más experimentados.

Alpinismo

Los orígenes del alpinismo moderno se remontan a la década de 1780, cuando el naturalista y geólogo suizo Horace-Bénédict de Saussure ofreció una recompensa al primero que subiera al Mont Blanc, hazaña que lograron Jacques Balmat y Michel-Gabriel Paccard en 1786. Hoy en día, el alpinismo se abre a mucha más gente.

Si uno tiene una buena forma física, y sobre todo la amplitud de miras y la capacidad de adaptación exigidas por las condiciones de montaña, puede dirigirse al Club Alpin Français (CAF), a los Bureaux des guides de las estaciones de esquí o a guías privados para un primer ascenso. El verano es ideal para comenzar. Los trayectos por la nieve tienen fama de ser más fáciles que por la roca, pero exigen igualmente un tiempo de aprendizaje con el manejo de los crampones y del piolet.

Chamonix, al pie del Mont Blanc, posee los argumentos naturales para autoproclamarse capital mundial del alpinismo. Es el lugar soñado para estrenarse, o para probar cumbres más difíciles. En Saboya, hay que dirigirse hacia Pralognan-la-Vanoise y su Dôme de Polset, Bonneval-sur-Arc y su Levanna Occidentale, o al Val-d’Isère y su Roc de Bassage.

Equitación

Los clubes de equitación se han multiplicado durante estos últimos años en los Alpes, tanto por la llanura como por las estaciones de esquí. Y el interés se centra, por supuesto, en el marco montañoso, para hacer memorables excursiones o paseos, con la compañía o no de un profesional. Otra experiencia muy agradable consiste en alquilar un burro unas horas, un día o varios días. Este animal no es tan testarudo como se pueda pensar, puede transportar cargas de hasta 40 kg y le encanta trabajar. A los niños les encanta su compañía.

Espeleología

Recorrer galerías accidentadas, vadear ríos, escalar, deslizarse por estrechos pasos, manipular cuerdas y mosquetones…, la espeleología es un deporte muy completo y físico. No obstante, nada le impide a uno descubrir tranquilamente y con total seguridad el mundo subterráneo gracias a las introducciones supervisadas. Una actividad a menudo propuesta en las estaciones de montaña, como en Avoriaz con la escuela de esquí Évolution, o en la llanura, en las grutas de Saint-Christophe-la-Grotte (04 79 65 75 08; www.animgrotte.com), por ejemplo. La Fédération Française de Spéléo (www.ffspeleo.fr) mantiene actualizada una lista de los clubes que ofrecen salidas introductorias.

Actividades de invierno

Esquí alpino

El esquí, que empezó siendo un medio de transporte para las comunidades montañesas, se convirtió a lo largo del s.XIX en una actividad lúdica para las clases más acomodadas. A principios del s.XX, un aristócrata inglés lo convirtió en deporte de competición. Tras la I Guerra Mundial, también hubo campeonatos ingleses de esquí alpino que tuvieron lugar en los Alpes. En 1921, la baronesa Noémie de Rothschild fundó Megève, una estación que a día de hoy sigue siendo lujosa. Pero la voluntad de popularizar la actividad llegó en la década de 1960, con la construcción de las estaciones llamadas de tercera generación, como Les Arcs o Les Menuires, que hicieron accesible la práctica de los deportes de invierno. Los dos departamentos saboyanos se convirtieron rápidamente en el primer destino de invierno en Francia. Les Trois-Vallées, el valle de Chamonix, Val-d’Isère o Tignes suenan familiares en los oídos de todo el mundo como auténticos paraísos para deslizarse por la nieve. Las 112 estaciones repartidas por 19 zonas de esquí en Saboya y Mont Blanc representan el 55% de los espacios esquiables franceses, y el 63% del total francés de días de esquí. Por último, La Plagne (en cabeza), Les Arcs (en tercera posición) y Val-Thorens (en octavo lugar) figuran entre las diez estaciones más frecuentadas del mundo.

Para los principiantes no tiene por qué ser necesariamente útil ir a una gran zona de esquí. En estaciones de media montaña como Savoie Grand-Revard, Aussois, Albiez-Montrond, Samoëns, Praz-sur-Arly o La Chapelle-d’Abondance la factura es bastante menos abultada y el ambiente es en general muy familiar. El único inconveniente es que no hay garantía de tanta nieve.

El color de las pistas anuncia su nivel de dificultad. Las verdes son para comenzar, las azules siguen siendo fáciles, las rojas ya presentan más desnivel y bonitas curvas. En cuanto a los muros, campos de baches o pasillos estrechos, constituyen las pistas negras, reservadas a los esquiadores muy buenos.

Respecto al material, los esquís parabólicos prácticamente han sustituido a los esquís tradicionales. Su forma de talle de avispa (espátula y talón mayores que el patín) permite hacer virajes más cerrados y obtener mejores sensaciones.

Esquí de travesía

Muy apreciado por los amantes de la naturaleza y los grandes espacios vírgenes, el esquí de travesía es una disciplina completa y muy física. Los esquís, parecidos a los utilizados para el esquí alpino, están provistos de piel sintética de foca, para agarrarse a la pendiente al subir. Una vez se pasa lo más duro, se retiran las pieles y se emprende el tan merecido descenso por los paisajes espléndidos de Pralognan-la-Vanoise, Beaufortain, los Aravis, el macizo del Mont Blanc o las fuentes del Arc y del Isère en Alta Maurienne. Como el esquí de travesía se practica principalmente fuera de las pistas, el riesgo es algo inherente a esta disciplina. Más vale comenzar bajo la tutela de un profesional.

Actividades nórdicas

Nacido probablemente hacia el año 1000 a.C. en la actual Noruega, el esquí de fondo fue una forma de desplazarse con eficacia por la nieve hasta mediados del s.XIX. Entonces, su práctica fue adoptada también desde una óptica deportiva. A principios de la década de 1980 apareció la técnica del patinaje, similar al movimiento de un patinador sobre hielo. Esta técnica convive con el paso clásico (o alternativo); en general, en las pistas hay un espacio cuadriculado para la primera y raíles para la segunda. No hay que confundirse de esquís: la parte baja es lisa para el patinador, para poder deslizarse constantemente, y con escamas para el alternativo, para agarrarse mejor a la pendiente.

El esquí de fondo, deporte físico pero sin esfuerzos violentos, permite descubrir paisajes, calma y tranquilidad, y tiene además un coste muy inferior al del esquí alpino. Para esquiar en las zonas de esquí más hermosas, se puede ir a Savoie Grand Revard, Les Saisies, el Semnoz, Flaine o el valle de Abondance. Casi todas las grandes estaciones, muy centradas en el esquí alpino, poseen no obstante una zona de esquí de fondo que abre gratuitamente a quienes lo practican. Algunas zonas de esquí ofrecen también una introducción al biatlón (que combina el esquí de fondo y el tiro con carabina).

Otra actividad en boga por su vínculo con la naturaleza son las raquetas. Utilizadas también como forma de desplazarse durante milenios, tienen ahora nuevos aficionados. Los progresos recientes las han transformado en unas suelas casi de alta tecnología, disponibles para carreras, para aficionados o para el alpinismo. Las estaciones han comprendido bien el entusiasmo por esta disciplina, que se ha convertido en la segunda actividad de ocio deportivo invernal, tras los deportes de deslizamiento. Hay numerosos senderos acondicionados para raquetas. Para recorrer grandes superficies no hacen falta más que raquetas (que ofrecen todas las tiendas de alquiler), buen calzado de senderismo y un par de bastones (no son indispensables, pero son más agradables para el equilibrio).

Trineos y remolques

Si uno lleva dentro un héroe de Jack London puede probar con los trineos de perros. Casi todas las estaciones ofrecen una introducción a la conducción de tiro, una disciplina eminentemente física. También se ofrecen paseos de varios días. En Chamonix, se puede ir a Huskydalen (06 84 99 34 67; www.huskydalen.com), que además de sus actividades invernales, se desmarca con sus ‘canirandos’ estivales, que consisten en dejarse llevar por un perro de trineo, guiándolo con la voz y con gestos.

En el ‘skijöring’, originario de los países nórdicos, la fuerza de un caballo remolca al esquiador sobre terreno plano. Esta práctica está creciendo y estaciones como Les Saisies, Avoriaz o Tignes ofrecen introducciones. Pero es preferible sentirse ya cómodo con los esquís para probar. Existe una variante con el skijöring canino, disciplina en la que uno o más perros remolcan a un esquiador de fondo.

“Nuevos deslizamientos”

Curioso reencuentro entre el surf hawaiano y el esquí escandinavo, el ‘snowboard’, a lo largo de su evolución desde hace tres décadas, se ha escindido en tres grandes disciplinas: el ‘freeride’, para los apasionados del descenso por libre y fuera de pista; el alpino, concebido para la pista y la velocidad; y el ‘freestyle’, equivalente del skateboard en la nieve, para las figuras y los “trucos”. Como cada truco tiene su nombre en inglés, si uno sabe esquiar más o menos, le parecerá más fácil aprender snowboard que su jerga. Para comenzar, se aconseja en cualquier caso dar uno o dos cursos con un profesional. Luego la técnica se adquiere bastante rápido. Quienes practiquen snowboard o esquí freestyle encontrarán en todas las estaciones uno o varios snowparks, espacios muy acondicionados con diversos módulos (salto grande, step-up, medio tubo…), pensados a veces específicamente para principiantes o para expertos. Tignes es la estación reina en cuestión de equipamientos para todos los niveles de freestyle.

Otra forma de deslizarse para los amantes de las figuras es el ‘snowblade’. Estos miniesquís, muy fáciles de aprender a manejar, sin bastones, miden 60-90 cm de largo y ofrecen una gran libertad de movimiento, en pista o en un snowpark.

También en boga, e inventado en Valfréjus (Maurienne) a principios de la década de 1990, el ‘skwal’ es una mezcla entre snowboard y monoesquí, ya que los dos pies se enganchan uno delante del otro en una misma tabla.

Mucho más técnico, el ‘telemark’ vive una nueva juventud desde hace una década. Esta disciplina muy antigua requiere flexionar la pierna interior en los virajes, en un estilo muy armonioso al cabo de numerosas horas de entrenamiento.

Si se prefiere una mezcla de deslizamiento y vuelo para vivir aún más sensaciones se puede probar el ‘snowkite’, equivalente sobre nieve del kitesurf. Sobre esquís o tabla de snowboard, uno se desliza arrastrado por una gran cometa. Cuando se domina, se pueden alcanzar velocidades de 70 km/h, y dar saltos de 10 m de altura. También se puede admirar como espectador. En el Semnoz, suele soplar viento, y entonces aparecen las velas. Más duro aún, el ‘speed riding’ es una mezcla de snowkite, de parapente y de esquí. Es impresionante, sin embargo, el aprendizaje es suave y progresivo. Como en el caso del skwal, fue Valfréjus la que vio nacer la primera escuela, Ataka (06 62 10 54 07; www.ecole-speedriding.com).

Por último, si uno es buen esquiador, puede optar por el kilómetro lanzado (o esquí de velocidad), sobre una pista especialmente preparada para ello, como en Les Arcs, donde se hizo una demostración de esta disciplina en los Juegos Olímpicos de Albertville. Una pista que hace romper todos los récords (el último se estableció en 252,6 km/h).

Otros deportes de invierno

El patinaje sobre hielo y el trineo son, sin ninguna duda, las dos actividades invernales preferidas de los niños. Todas las grandes estaciones y algunas estaciones medianas tienen pista de patinaje, a la cual tienen acceso los niños a partir de los cuatro años. Más democrático aún, el trineo siempre encuentra un terreno que le convenga. Pero hay que tomar precauciones, y hay pistas reservadas a los trineos, para evitar accidentes.

Para los más temerarios, La Plagne ofrece un descenso en ‘bobsleigh’, en la pista olímpica de 1992. Hay más tipos de descensos posibles, del bob raft (80 km/h, accesible para niños) al bob racing 110 km/h, a partir de 18 años). También hay que mencionar la escalada sobre hielo, muy apreciada en Champagny-en-Vanoise o el ‘curling’, especie de petanca sobre hielo que se practica en la estación de Pralognan-la-Vanoise.