A lo largo y ancho del planeta existen cordilleras mucho más altas, extensas y variopintas que los Dolomitas, pero pocas enamoran tanto como este paisaje granítico rosáceo. Su encanto reside quizá en las cumbres puntiagudas, las flores primaverales de sus faldas y un repertorio infinito de leyendas ladinas, o simplemente en la opulencia y el glamur de Cortina d’Ampezzo, la estación de esquí más mítica de Italia. Sea como fuere, este rinconcito del norte del país eleva la fascinación hasta cotas insospechadas.
El embrujo de los Dolomitas

Achim Thomae_Getty Images