Un recorrido por 8 mercados navideños de Baviera
Pueblos con encanto, iluminación evocadora, ambiente de cuento, gastronomía local… Durante el período de Adviento Baviera se envuelve de magia en sus diferentes mercados navideños. Recorremos la región del sureste de Alemania en busca de los más enigmáticos.
1. Pasear por el pintoresco mercado navideño de Coburgo
Entre el histórico ayuntamiento y la cancillería ducal se emplaza el mercado navideño de esta localidad situada en un entorno pintoresco envuelto de casas de madera. En el epicentro del casco antiguo se disponen los diferentes puestos como verdaderas boutiques rústicas en las que se venden exclusivamente productos artesanales de la región.
Junto a la oferta comercial, con talleres en vivo donde sopladores de vidrio, talladores y artesanos de la madera muestran sus labores, Coburgo cuenta con una completa agenda de espectáculos y atracciones que van desde el tiovivo para los más pequeños, situado en plena plaza mayor, hasta los conciertos a la luz de las velas, en la plaza Säumarkt y la calle Steinweg, pasando por espectáculos de fuego y hielo. Por cierto, si hay tiempo y apetece, una de las tradiciones en Coburgo es subirse a un carro tirado por caballos y dar un paseo por el centro histórico de la ciudad.
2. Probar dulces navideños en el mercado de Núremberg
El pan de jengibre dulce (lebkuchen), el vino caliente especiado (glühwein) así como las salchichas (bratwurst) de Núremberg copan el ambiente del Christkindlesmarkt de esta localidad alemana, en la Rathausplatz o plaza del ayuntamiento.
Su existencia se remonta a más de 400 años, y el ambiente festivo que se genera invade todo su casco antiguo con 180 puestos que, como antaño, están hechos de abeto de la región. Aquí la tradición se impone y juega con la creatividad. Uno ejemplo de ello son los Zwetschgenmännle, una especie de muñecos hechos a base de ciruelas pasas y nueces que representan diferentes profesiones, supuestamente creados en Núremberg en el siglo XVIII. Y no hay que perder la oportunidad de ver de cerca al niño Cristo (Christkind), un personaje mitológico alemán encargado de repartir regalos entre los más pequeños.
3. Fraueninsel, un mágico mercado navideño en una isla
Se trata del único mercado insular de Alemania y, rodeado de los Alpes bávaros y de las aguas cristalinas del lago Chiemsee, deviene un enclave enigmático para disfrutar de las fechas previas a la Navidad.
Si bien el encanto de la isla invita a visitarla durante todo el año, la estudiada iluminación a base de motivos navideños así como la oferta lúdica, artesanal y gastronómica de sus 90 puestos hacen del mercado navideño de Fraueninsel un destino a tener en cuenta. Abierto de viernes a domingo, se llega fácilmente en ferri desde Prien, con parada también en la cercana isla de Herreninsel donde poder visitar el famoso Palacio Herrenchiemsee , diseñado por el rey Ludwig II.
4. El concurrido y espectacular mercado navideño de Múnich
Situado en Marienplatz y rodeado de numerosas tiendas, este icónico mercado navideño se extiende hasta la torre del antiguo ayuntamiento (Altes Rathaus) y por las calles Kaufinger Strasse y Neuhauser Strasse (donde se emplaza un importante mercado de pesebres, posiblemente el mayor de Alemania) hasta Richard-Strauss-Brunnen y de Wein Strasse a Sternenplatzl en Rindermarkt.
Un ambiente repleto de lugareños y visitantes que se ameniza cada tarde a las 17:30 horas con un concierto de villancicos en el balcón del ayuntamiento. Ahora bien, junto con el mercado principal hay otros enclaves de la ciudad que invitan a explorarla y enfatizan propuestas más lúdicas. Tal es el caso del mercado de Wintertollwood en Theresienwise, con amplio surtido de oferta gastronómica, artesanía y música, acompañado de dulces y vino caliente.
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5. Vistas al lago desde el mercado navideño de Lindau
Con el lago de Constanza como telón de fondo, el mercado navideño del puerto de Lindau es digno de postal navideña. Luces, puesto de artesanía y gastronomía característica de la región y la época invernal se dan cabida de jueves a domingo durante el mes de diciembre en este enigmático enclave donde pasear y dejarse llevar.
Para todo aquel que quiera probar suerte con el patinaje a cielo abierto, la cita está en el distrito de Reutin donde sentirse un bávaro más deslizándose sobre hielo, entre las aguas del lago y las montañas de los Alpes.
6. El espectáculo vivo del mercado navideño de Rothenburg ob der Tauber
Las celebraciones prenavideñas se llevan celebrando en esta ciudad medieval desde el siglo XV. No es de extrañar que sus mercados y sus puestas en escena sean todo un espectáculo, dignas de un patrimonio vivo que se mantiene casi como en sus orígenes.
Junto con numerosos eventos culturales, los puestos artesanales y gastronómicos copan las calles y plazas de un bello lugar digno de cuento. Una vez aquí, junto con el tradicional glühwein y las almendras tostadas, prueba la dulce tentación Schneeballen de Rothenburg, o "bola de nieve", recubierta de chocolate o azúcar.
7. El encantador y genuino mercado navideño de Augsburgo
Surgido en el siglo XV, el mercado navideño de Augsburgo es uno de los más antiguos de Alemania y ese encanto original sigue hoy presente en su conocido como Christkindlesmarkt.
Desde la plaza del ayuntamiento y varias calles colindantes hasta la iglesia de St Moritz, el mercado disfruta de un ambiente de ensueño que llega a su cúspide de viernes a domingo, a las 18 horas, cuando aparecen 24 ángeles y representan el Engelsspiel, convirtiendo a la propia fachada del ayuntamiento en un gran calendario de Adviento.
8. Berchtesgaden, un mercado navideño para rememorar las tradiciones
Paisajes nevados, carruajes tirados por caballos, puestos de artesanía local y cantos de villancicos a la luz de las velas son el escenario perfecto con el que locales y visitantes se encuentran en el casco antiguo de Berchtesgaden durante el período de Adviento.
En este atractivo enclave alpino las tallas de madera y los adornos navideños para el árbol son en si mismas auténticas joyas llenas de tradición, fruto de un arte popular centenario que merece la pena llevarse consigo para perdurar durante años entre los ornamentos navideños del hogar.
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