Su impresionante y variado paisaje, donde es posible escalar gélidos picos andinos, practicar rafting en uno de los cañones más profundos del mundo, hacer surf en el Pacífico y pasear por las laderas de un venerado volcán latente, hace de Perú un centro de aventuras al natural. Hay que prepararse para un viaje emocionante.
Los principales centros senderistas son Cuzco y Arequipa, en el sur de los Andes, y Huaraz, en el norte. Hay rutas accesibles alrededor de las ruinas arqueológicas, que también son el destino de otras más osadas.
La historia está presente en los senderos que atraviesan campos terraplenados y siguen antiguas rutas comerciales o caminos usados por los mensajeros incas. Además, puesto que el desarrollo de estas actividades está en ciernes, en algunos casos se puede disfrutar a solas de la montaña, la playa o un complejo arqueológico.
Existen ambiciosos planes para reformar Qhapaq Ñan, la red inca de caminos que pasó a engrosar el listado de la Unesco en 2014. Esta red se extiende a través de 22 530 km desde Colombia hasta Chile por una de las rutas más paisajistas que se puedan imaginar, y que pone en evidencia la maestría de aquel pueblo. Se hallan en estado particularmente bueno los tramos por encima de los 4000 m, por falta de intromisiones. Los promotores turísticos esperan que el reconocimiento de la Unesco estimule la inversión para su conservación. SA Expeditions en EEUU (1-415-549-8049; www.saexpeditions.com) ofrece una ruta de cinco días de Castillo a Huanuco Pampa y planea alargarla más. Indáguese sobre otras posibles opciones de senderismo por esta ruta.
La ruta senderista más famosa es el Camino Inca a Machu Picchu. Su aforo limitado obliga a reservar la excursión con meses de antelación. De no ser así, existen buenas alternativas. Otras opciones cercanas a Cuzco incluyen la espectacular excursión de seis días al venerado Ausangate (6372 m), que atraviesa pasos a más de 5000 m de altitud, y la posibilidad de ver manadas de alpacas y diminutas aldeas que no han cambiado en siglos. El yacimiento inca de Choquequirao es otro destino fabuloso.
En la cercana Arequipa se puede bajar por varios de los cañones más profundos del planeta, como los célebres del Colca y de Cotahuasi. El paisaje corta la respiración y es más accesible que otros destinos situados a mayor altitud. En la temporada de lluvias, cuando algunas rutas andinas se hacen impracticables, el Colca aparece verde y frondoso. Además, es el mejor lugar de Perú para la práctica del senderismo por libre entre rústicas aldeas. Por su parte, el cañón de Cotahuasi, más remoto y accidentado, conviene visitarlo con un guía local experimentado y solo en la temporada seca.
A las afueras de Huaraz, las vistas de los montes rocosos nevados de la cordillera Blanca no tienen parangón, así como la escarpada cordillera Huayhuash. La ruta clásica es la de cuatro días desde Llanganuco hasta Santa Cruz, donde los montañeros curtidos alcanzan el paso de 4760 m de Punta Unión, rodeado de picos cubiertos de hielo. La ruta septentrional por los alrededores del Alpamayo brinda otra excursión más larga, de una semana como mínimo. Para salidas más cortas de una noche por la zona se visitan campamentos base, lagos alpinos e incluso una antigua carretera inca.
En Cuzco y Huaraz, y en menor grado en Arequipa, hay especialistas que ofrecen equipamiento, guías y porteadores. Si se prefiere ir ligero de peso, es mejor llevar el equipo propio, sobre todo el saco de dormir, pues los de alquiler suelen ser anticuados y, por tanto, pesados. La decisión de contratar un guía dependerá del destino. En ciertas zonas del país, como el Camino Inca, son necesarios. En otras, como la cordillera Huayhuash, se han producido atracos, de modo que es mejor ir acompañado de un lugareño. Por suerte, muchas otras rutas se pueden transitar perfectamente por cuenta propia. Hay que hacerse con mapas topográficos de las rutas principales en las ciudades más cercanas que sirvan de base o, mejor aún, en el Instituto Geográfico Nacional (IGN; p. 550) o en el South American Explorers Club (p. 48), en Lima.
Sea cual fuere la aventura elegida, hay que pasar unos días de aclimatación a la altitud.
La mejor época para practicar senderismo en los Andes es la seca (may-sep). Conviene evitar el período de lluvias (dic-mar), cuando algunas zonas están impracticables.
Perú posee las montañas tropicales más altas del mundo, que permiten acometer excelentes ascensos, aunque es esencial aclimatarse antes a la altura. La cordillera Blanca, con sus docenas de picos nevados de más de 5000 m, es uno de los mejores destinos de Sudamérica para practicar escalada. El pueblo andino de Huaraz cuenta con empresas especializadas, tiendas de material deportivo, guías, información. Con todo, en los ascensos más difíciles conviene llevar el equipo propio. El Ishinca (5530 m) y el Pisco (5752 m), cerca de Huaraz, son cimas fáciles para principiantes. También son un buen entrenamiento para los expertos que vayan a emprender aventuras de mayor calado, como el Huascarán (6768 m), el techo de Perú. Otros picos arriesgados son el imponente y afilado Alpamayo (5947 m) y el Yerupajá (6634 m), la segunda cota del país, en la cordillera Huayhuash. La escalada en roca y hielo va en auge en los alrededores de Huaraz, donde algunas agencias tienen muros interiores, alquilan equipo técnico y organizan salidas en grupo.
Algunos montañeros novatos se atreven con los nevados picos volcánicos cercanos a Arequipa, en el sur de Perú. El más popular es el Misti (5822 m), un antiguo enclave inca de sacrificios humanos. A pesar de su altura, se trata de un largo y arduo paseo. El Chachani (6075 m) es uno de los picos de 6000 m más fáciles del mundo, aunque se necesitan crampones, piolet y un buen guía. Por encima del cañón del Colca se alzan otras tentadoras cimas.
Para los principiantes, tal vez Perú no sea el lugar más indicado. No todos los guías saben de primeros auxilios y de búsqueda y salvamento en la naturaleza. Conviene comprobar bien sus credenciales, elegir los recomendados personalmente y revisar dos veces el equipo de alquiler.
Como el senderismo, la escalada a gran altura es mejor practicarla en plena estación seca (med jun-med jul).
El descenso de ríos es una actividad cada vez más popular, con opciones que van desde salidas de 2 h hasta itinerarios de más de dos semanas.
Cuzco es el mejor punto de partida, con más variedad de descensos, desde unas horas de rafting moderado en el Urubamba hasta circuitos para expertos por el Santa Teresa o varios días por el Apurímac (técnicamente la fuente del Amazonas), con rafting de talla mundial entre mayo y noviembre. Una salida de rafting por el Tambopata, accesible entre junio y octubre, desciende por las laderas orientales de los Andes y culmina en un par de días de suave deriva por la selva virgen.
Arequipa es otro centro de descensos y el río Chili es el más adecuado para los novatos entre marzo y noviembre. El río Majes, más apartado y arriesgado, cuenta con rápidos de clase II y III. En la costa sur, el Lunahuaná, no muy lejos de Lima, es excelente para principiantes y expertos. Entre diciembre y abril, los rápidos pueden alcanzar la clase IV.
Hay que tener en cuenta que en Perú el rafting no está regulado. Todos los años se producen accidentes mortales y algunos ríos son tan remotos que los rescates podrían llevar días. Además, no todas las empresas son respetuosas con el medio ambiente. Por ello, se aconseja contratar solo con agencias recomendadas y de buena reputación, y hacer caso omiso a las gangas. Un buen operador está asegurado, muestra su acreditación, cuenta con guías expertos y certificados sobre primeros auxilios, y lleva consigo un completo botiquín. Se recomienda escoger uno con equipo de primera que incluya balsas autoachicables, chalecos salvavidas aprobados por la US Coast Guard, cascos de primera y remos de recambio. Muchas compañías profesionales llevan en sus salidas de rafting un experto en kayak especializado en rescates en río.
Para más información sobre rafting en aguas bravas en Perú, visítese www.peruwhitewater.com.
El panorama surfista de Perú, con olas contundentes, pocos visitantes y un sinfín de rompientes remotos por explorar, atrae por igual a lugareños y forasteros. El kitesurf y el surf de remo también son cada vez más habituales.
En todo el sur de Lima los surfistas se divierten en zonas populares y rompientes playeros en Miraflores (conocida como Waikiki), Barranquito y La Herradura. Las excepcionales olas que se abren por la izquierda en La Herradura están muy concurridas cuando hay fuerte oleaje. Pero los expertos prefieren Punta Hermosa, más al sur y con menos gente. En la cercana Punta Rocas y en Pico Alto, un arrecife “kamikaze” solo para los más avezados, con algunas de las olas más grandes de Perú, se celebran competiciones nacionales e internacionales. La isla San Gallán, frente a la península de Paracas, ofrece olas de derecha de talla mundial para expertos. Solo se puede acceder en barco; los pescadores locales y los hoteles pueden informar.
La costa norte tiene una hilera de rompientes excelentes. El más famoso es Puerto Chicama, con deslizamientos de más de 2 km, en una ola de izquierdas considerada la más larga del mundo. Pacasmayo, y Pimentel y Santa Rosa, cerca de Chiclayo, también ofrecen olas constantes. Igualmente vale la pena visitar Lobitos y Máncora, que es el núcleo de actividades como el surf de remo y el kitesurf, así como Paracas.
El agua está fría de abril a mediados de diciembre (baja hasta 15°C) y son necesarios los trajes isotérmicos. De hecho, muchos surfistas los usan todo el año (bastan 2 o 3 mm), aunque el agua está algo más templada de enero a marzo (aprox. 20°C en la zona de Lima). El extremo de la costa norte (al norte de Talara) permanece por encima de los 21°C casi todo el año.
Si bien no suele haber mucha gente, practicar surf puede suponer todo un reto, pues la infraestructura es limitada y el alquiler del equipo, caro. La costa norte ofrece los mejores servicios, con tiendas de surf y hostales donde se pueden alquilar tablas y contratar excursiones; Huanchaco es una buena base. Los surfistas veteranos harán bien en llevar su propia tabla.
Las mejores webs para surfistas son www.peruazul.com, www.vivamancora.com y www.wannasurf.com, pues ofrecen una exhaustiva y detallada lista de casi todos los rompientes de Perú; y www.magicseaweed.com y www.windguru.com, que publican lugares con buenas olas y partes meteorológicos.
Deslizarse por las gigantes dunas del desierto es una actividad cada vez más popular en lugares como Huacachina y las inmediaciones de Nazca, en la costa sur. Cerro Blanco (2078 m), en Nazca, es una de las dunas de arena más altas del mundo. Varios hoteles y agencias de viajes ofrecen circuitos en areneros (vehículos que llevan a lo alto de las dunas y recogen a sus pies). Se recomienda elegir bien al conductor, pues los hay bastante temerarios, y ya ha habido hasta un caso de muerte.
Para más información general sobre esta actividad, consúltese la revista Sandboard Magazine en www.sandboard.com.
El ciclismo de montaña es muy popular en Perú. Se puede practicar en muchas partes, y hay pistas de un solo carril, de distintos niveles de dificultad, a las afueras de Huaraz, Arequipa e incluso Lima. Los más expertos tienen una increíble oferta de rutas en los alrededores del Valle Sagrado y descensos hasta la selva amazónica, todos accesibles desde Cuzco. Entre las rutas más sencillas se cuentan las tierras de viñedos que rodean Lunahuaná y el cañón del Colca, con inicio desde Chivay.
Las tiendas de alquiler acostumbran a tener bicicletas de montaña muy sencillas, de modo que si se va en serio, lo mejor es llevar la propia. El transporte de bicicletas en avión depende de cada compañía, por lo que conviene consultar. También habrá que llevar piezas de recambio y herramientas.
En Lima, ir en bicicleta es muy común y ahora, con carriles bici por Miraflores y un excelente sendero ciclista costero, más accesible que nunca.
La costa del desierto brinda condiciones ideales para nadar de enero a marzo, cuando el Pacífico está más templado y los cielos, despejados. Algunos de los mejores lugares se hallan al sur de Lima. Pero es mucho más bonito el tramo de la costa norte, sobre todo la tranquila Huanchaco, los alrededores de Chiclayo y los complejos turísticos para la jet set, siempre llenos, de Máncora.
El agua solo está templada todo el año al norte de Talara. Hay que tener mucho cuidado con las peligrosas corrientes, y recuérdese que las playas cercanas a las grandes ciudades suelen estar contaminadas.
En Perú es una actividad limitada. El agua está fría salvo de mediados de diciembre a marzo. Y durante esos meses está muy turbia, debido al vertido de los ríos de montaña. Las empresas del sector de Lima ofrecen cursos de certificación PADI, alquilan equipos y operan excursiones a las colonias de leones marinos. Máncora es también un centro importante para la práctica de este deporte.
En muchos destinos turísticos se pueden alquilar caballos, pero no siempre están bien cuidados, por lo que conviene examinarlos bien antes. Un verdadero capricho es dar un paseo sobre un grácil caballo de paso peruano. Los descendientes de los equinos con pedigrí español y marroquí, como los que montaban los conquistadores, tienen fama de dar el paso más fino del mundo. Hay establos por todo el país que ofrecen paseos de medio día o más largos, en especial en el Valle Sagrado, en Urubamba.
Entre los diversos rincones para practicar este deporte se cuentan los acantilados costeros del residencial Miraflores, a las afueras de Lima, y varios parajes de la costa sur, como Pisco y Paracas. Como hay pocos operadores, conviene reservar con tiempo a través de las agencias limeñas.