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Cualquier viaje a la Val d’Aran que se precie exige una parada gastronómica en alguno de sus muchos restaurantes para probar la olla aranesa, una sopa-guiso que en invierno hace entrar en calor por más grados bajo cero que haya en el exterior. A la hora de elaborar este hipercalórico plato, cada cocinero tiene su propia receta, pues antiguamente era una comida de diario que cocinaban en las casas aprovechando lo que había en la alacena. En la contigua comarca del Pallars hay una variante conocida como olla pallaresa.