Decididos a mantener su ímpetu, los grandes volcanes de Sicilia siguen liberando vapores sulfurosos y escupiendo lava; 350 años después de cubrir Catania de cenizas, el Etna todavía mantiene en vilo a la población, mientras que el Estrómboli continúa guiando a las embarcaciones como antaño. El ascenso a cualquiera de estas temibles bellezas se realiza fácilmente en un día, aunque también se pueden admirar en la distancia. De un modo u otro, son parte fundamental de la experiencia siciliana.