Qué hacer en Alemania la primera vez que se visita el país

Texto por
Andrea Schulte-Peevers, autora de Lonely Planet
Alemania, Dessau, Bauhaus
Tillmann_Franzen_tillmannfranzen.com_VG Bild-Kunst_Bonn 2018

Alemania para principiantes

Alemania combina modernidad y tradiciones atemporales con paisajes espectaculares, metrópolis vibrantes, pueblecitos idílicos, obras de arte arquitectónicas y palacios de cuentos de hadas. En realidad, lo más difícil la primera vez que se viaja a Alemania es decidir qué ruta seguir así que a continuación proponemos algunas ideas para empezar.

Alemania: castillo de Neuschwanstein en Baviera

Alemania está llena de edificios imponentes, de todas las formas y tamaños © Sean Pavone / Shutterstock

 

1. Berlín, capital dinámica

2. La Bauhaus en Weimar y Dessau

3. Hamburgo, ciudad que cautiva

4. Múnich y las tradiciones

5. Los vinos alemanes del valle del Mosela

6. Aventuras en los Alpes Bávaros

7. La Selva Negra, núcleo gourmet

 

Sea cual sea la ruta elegida, Alemania es un país que cautiva, ilumina y sorprende al viajero: sus ciudades son centros de alta tecnología con una energía contagiosa y un panorama culinario y cultural muy de moda; su naturaleza regala paisajes de cine, desde las costas barridas por el viento hasta los vertiginosos picos alpinos; y es posible visitar castillos y catedrales que se construyeron antes de que Colón zarpara rumbo a América o descubrir las últimas tendencias en arte urbano.

 

1. Ir a Berlín, una de las capitales más vibrantes del mundo

Desde la caída del Muro, en 1989, Berlín disputa una carrera apasionante para convertirse en una de las capitales más dinámicas del mundo. Adelante con las selfis en el Reichstag, la Puerta de Brandenburgo, el Checkpoint Charlie y otros lugares famosos; y adelante con maravillarse ante las monumentales antigüedades Pergamonmuseum o con la eterna belleza de la reina Nefertiti en el Neues Museum, pero después conviene profundizar un poco más en este crisol de experimentación cultural, y descubrir todo aquello que “solo pasa en Berlín”.

 

Alemania: Muro de Berlín

Alemania celebra que el Muro de Berlín lleva más tiempo caído que en pie  © turtix / Shutterstock

 

Un lugar a visitar es el Tempelhofer Feld, un antiguo aeropuerto reconvertido en zona de recreo urbano para todo el mundo, desde aficionados al kitesurfing hasta jardineros comunitarios. Para descubrir el arte contemporáneo se puede ir a ver la Boros Collection, expuesta en un antiguo búnker de la II Guerra Mundial, o disfrutar de un concierto en Silent Green, un crematorio reconvertido en centro cultural. Los días más calurosos del verano se pasan mejor en el Badeschiff, un carguero reciclado en club de playa. El vibrante panorama del arte urbano berlinés se descubre con un circuito a pie de la mano de un meister del espray en Urban Nation, el primer museo de arte urbano del mundo; y es que toda Berlín es como un lienzo inacabado. 


Un paseo gastronómico por Berlín

 

2. Weimar y Dessau y la Bauhaus

Era 1919 y Alemania vivía una época agitada, enfrentada al trauma y al caos tras la I Guerra Mundial, hasta que el orden se restauró en Weimar, una idílica ciudad de la campiña de Turingia. Allí nació la República de Weimar, el primer ‘experimento’ alemán con la democracia, y también la Bauhaus, la escuela de diseño cuyo lema “menos es más” revolucionó la estética del s. XX. Un nuevo museo en Weimar rendirá tributo a esta matrona del modernismo que entró en su fase más fecunda al trasladarse a Dessau en 1925. En esta ciudad del Elba se puede visitar el edificio original de la escuela, y pasar por las Meisterhäuser, los hogares de algunos de sus famosos maestros, como Walter Gropius, Paul Klee y Wassily Kandinsky, entre otros. Se puede disfrutar de un circuito Bauhaus en Berlín, donde la escuela fue suprimida por los nazis en 1932. Por suerte, han sobrevivido una gran cantidad de edificios modernistas, incluido el Hufeisensiedlung, con forma de herradura, y una de la media docena de fincas declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco

 

3. Conocer Hamburgo, la segunda ciudad más grande de Alemania

Hamburgo sacudirá al viajero, y no solo por los bruscos vientos del mar del Norte. Puntal comercial desde la Edad Media, Hamburgo es un cautivador mosaico de cultura contemporánea, arquitectura, música e intensa vida nocturna.

 

Alemania: Speicherstadt d Hamburgo

Los edificios de ladrillo rojo de la Speicherstadt son impresionantes  © Lena Serditova / Shutterstock

 

Se puede empezar escaneando el perfil urbano de la ciudad desde el mirador del marítimo Elbphilharmonie, el nuevo y espectacular auditorio de Hamburgo y puerta de entrada a la HafenCity, una antigua zona de muelles convertida en barrio portuario. Es buena idea hacer una pausa para el café en la Speicherstadt, una zona de canales y almacenes de ladrillo rojo reconocida por la Unesco que también alberga la hipnótica Miniatur Wunderland, la maqueta de tren más grande del mundo. Si hay hambre, se puede comprar un sándwich en Brücke 10, en el puerto, y saborearlo con una cerveza sentado en una tumbona del simpático bar StrandPauli mientras se cuentan cargueros.

 

Alemania: 'Elphie', el auditorio de Hamburgo

El querido ‘Elphie’ de Hamburgo cuida los gustos de todos los amantes de la música © Bjoern Wylezich / Shutterstock


Una visita a Hamburgo no estaría completa sin una ruta nocturna por el Reeperbahn, una zona de marcha gloriosamente sórdida y el barrio rojo de la ciudad, donde antaño se foguearon los Beatles. Hay que dejarse llevar por esta meca de la juerga noctámbula y sus luces de neón, y salir de fiesta con los lugareños, descubrir una banda emergente tocando en Golden Pudel Club o saborear un martini suave en el Chug Club.


Una escapada a Hamburgo para disfrutar de la música

 

4. Visitar Múnich, clásica y sofisticada

La capital bávara complace a los viajeros que van en busca de los clásicos clichés alemanes. Sí, Múnich es una ciudad llena de automóviles BMW, dirndls y cervecerías con bandas musicales tradicionales, pero bajo todos estos clichés hay una ciudad sofisticada, rica y orgullosa de sí misma. 

 

Alemania: el monumento Monopterus, en el Jardín Inglés de Múnich

El monumento Monopterus, en el Jardín Inglés de Múnich © clearlens / Shutterstock

 

Para disfrutar de la pintura, de Rembrandt a Richter, se puede visitar el trío de museos Pinakothek o la exquisita Lenbachhaus, con una nueva ala diseñada por Norman Foster. Para vivir la pasión que Alemania siente por el fútbol no hay nada como asistir a un partido del equipo local, el FC Bayern München, el equipo superestrella del país, que juega en el espectacular Allianz Arena. Los aficionados al motor deberían ir directos al museo de BMW, fábrica y showroom, mientras que los amantes de las historias de la realeza pueden visitar la enorme Residencia de Múnich. Los más intrépidos disfrutarán practicando surf en el Eisbach o con un vertiginoso paseo en tirolina sobre el Estadio Olímpico.


Rincones de Múnich: guía para principiantes

 

5. Una ruta por el valle del Mosela

Los vinos alemanes no tienen la fama que merecen, pero los acólitos de Baco (el dios romano del vino) emprenderán con gusto la excursión que sigue el sinuoso río Mosela. Incidentalmente fueron los romanos quienes fermentaron uva por primera vez hace 2000 años; y también fundaron Trier (la ciudad más antigua de Alemania), que dotaron de anfiteatros, termas y la famosa Porta Nigra. Esta ciudad es ideal como punto de partida para una ruta en coche o bicicleta a lo largo del río. De camino a Koblenz se puede contemplar el viñedo más empinado del mundo, castillos medievales envueltos en leyendas e históricos almacenes vinícolas. Bernkastel-Kues y sus casas con entramados de madera, Traben-Trarbach y su estilo belle-époque, y el romántico Beilstein son pueblos que invitan a una pausa para saborear buenos rieslings y otros vinos alemanes clásicos.

 

6. Historia y aventuras en los Alpes Bávaros

Como Atlas, que cargaba el mundo a sus espaldas, los Alpes Bávaros aúpan al resto de Alemania. Un paisaje lírico de bosques, arroyos y prados salpicados de flores silvestres se despliega al pie de estas imponentes montañas, un terreno privilegiado para todo tipo de actividades al aire libre.

 

Alemania: Zugspitze, el pico más alto de Alemania

Escaladores en la cima del Zugspitze, el pico más alto de Alemania © Mildax / Shutterstock

 

En la parte alta de la lista de puntos de interés figura el Schloss Neuschwanstein, el palacio más famoso del mundo, cuya magia se revela al caer la noche, cuando los turistas ya se han ido. Baviera está llena de iglesias, e incluso los visitantes menos religiosos admirarán la exuberante Wieskirche, de estilo rococó, que se alza, serena, en medio de un prado alpino. Garmisch-Partenkirchen atrae a los fans de la montaña por sus famosas pistas de esquí y su vertiginoso tren cremallera, que sube hasta la cima del Zugspitze, el pico más alto del país. Los fans de la historia pueden contemplar el pasado más siniestro de Alemania en Berchtesgaden, donde se alza el Nido del Águila, el refugio de montaña de Hitler, y la Dokumentation Obersalzberg, una exposición sobre la época en la que la ciudad fue la sede sur del partido nazi. 

 

7. La Selva Negra, la región alemana mágica y atemporal

Envuelta en una mística atemporal, la Selva Negra es una zona boscosa de Alemania con bosques tan espesos y oscuros que podrían albergar la casita de chocolate de la bruja del cuento de Hansel y Gretel.

 

Alemania: la Selva Negra

Excursionista envuelto en la magia de la Selva Negra © Matt Munro /  Lonely Planet

 

Extendiéndose al este del Rin, entre la frontera suiza y la elegante Baden-Baden, con sus espléndidos baños termales y su casino, esta región es un núcleo gourmet con más de dos docenas de restaurantes con estrellas Michelin. También es la cuna de la tarta Selva Negra, un postre cremoso bañado en kirsch; en el Cafe Schäfer de Triberg sirven una de las mejores. Triberg es también la capital alemana de los relojes de cuco, con dos relojes del tamaño de una casa y las cascadas más altas del país. Desde allí hay un breve trayecto hasta Friburgo, una carismática ciudad universitaria con una majestuosa catedral y un montón de plazas animadas y llenas de cafés.

 

 

Destino Alemania

 

 

Cómo llegar a Alemania y otros datos prácticos

Los aeropuertos de Fráncfort y Múnich son los más populares, pero hay docenas de otros, la mayoría de los cuales cuentan con servicios de aerolíneas de bajo coste como easyJet, Ryanair y Eurowings.

Alemania posee una excelente red ferroviaria que conecta casi todas las ciudades, grandes y pequeñas entre sí. Para consultar horarios y comprar billetes visítese www.bahn.de.

Viajar en coche por el país da mucha flexibilidad y facilita el acceso a lugares menos conocidos, sobre todo en las zonas rurales. La mayoría de las agencias de alquiler de vehículos tienen oficina en las grandes ciudades. En www.michelin.com se pueden trazar rutas y calcular los costes de peaje y gasolina.

La opción más económica para desplazarse es el autobús de larga distancia. Consúltense operadores, destinos y precios en www.busradar.com.

Es perfectamente posible viajar por Alemania sin hablar ni una palabra de alemán, pero siempre ayuda saber un par de frases sencillas. En las grandes ciudades es habitual que la gente hable inglés, así como en la parte occidental del país y en las zonas turísticas. 

Conviene llevar paraguas, abrigo y calzado cerrado, en Alemania puede llover en cualquier época del año. 

La temporada alta es en julio y agosto, pero en mayo y junio también hay algunos fines de semana largos muy concurridos. Pueden consultarse las fechas festivas en www.publicholidays.de, y así reservar con tiempo en las épocas más turísticas.

 

 

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