10 buenas ideas para inaugurar la primavera
Semana Santa trae los días adecuados para hacer una pausa y buscar rincones perfectos sin tener que desplazarse muy lejos. El abanico es amplio: para ir en familia, para los amantes del deporte o de la naturaleza, para quienes prefieran ir de compras, para darse un chapuzón e incluso para quienes quieran disfrutar de una Semana Santa de la de toda la vida, con procesiones incluidas. Estas son diez propuestas para una escapada con la que dar la bienvenida a la primavera.
1. Holanda, escapada entre tulipanes
Ámsterdam, un destino que nunca pasa de moda, ofrece un espectáculo único en primavera: un mar de siete millones de alegres tulipanes balanceándose al ritmo de la cálida brisa holandesa. Esta es la imagen que recibe a los visitantes de Keukenhof, el mayor jardín floral del mundo, desde el 20 de marzo hasta finales de mayo. Los fans de las flores disfrutarán con las exposiciones del jardín y podrán comprar bulbos para llevar a casa.
Keukenhof (patio de la cocina, en holandés) está a solo 35 km de Ámsterdam; data del s. XV y era una finca de caza junto a un castillo. Hoy es una fantasía floral, un conjunto de parterres muy cuidados y tematizados, como el Jardín de la Abeja Feliz, donde los insectos son bienvenidos, o el Jardín de la Vaca Holandesa, cuyo diseño en blanco y negro homenajea a la famosa vaca frisona.
2. Praga en familia
A solo tres horas de vuelo, Praga es una de las capitales europeas más interesantes, y también un destino perfecto para viajar en familia. Lo más atractivo es recorrer sus calles de cuento y llegar hasta el castillo de Praga, un complejo en el que hay una catedral, un convento, un palacio real y, además, unas antiguas caballerizas. Esta es también la ciudad donde vivió Mozart y los más pequeños podrán seguir sus pasos con alguno de los circuitos para niños que recorren la Praga de Mozart, visitando lugares como el Teatro Nacional, donde se estrenaron sus obras, o la Casa de los tres Leones de Oro, donde vivió.
Otro dato de interés para familias es que en Praga está el Museo Lego más grande de Europa, con las reproducciones de más de 2500 modelos originales, entre ellos el mundo mágico de Harry Potter, Star Wars o Indiana Jones. Un complemento perfecto puede ser el Museo de las Marionetas, que remonta a la tradición de los antiguos teatros de marionetas centroeuropeos. Y para terminar, un crucero puede ser una forma muy interesante de conocer la ciudad y admirar el castillo, el puente de Carlos, la Casa Danzante o el Monasterio de Emaús.
3. La quinta estación de Estonia
Primavera, verano, otoño, invierno… Para darle un aire nuevo al calendario no hay nada como viajar a las ciénagas de Sooma, al suroeste de Estonia, en abril, y descubrir la “quinta” estación. En esta época la nieve derretida de las montañas hace subir el nivel del agua transformando el paisaje, y este parque nacional de ríos, humedales y pantanos queda temporalmente sumergido: las llanuras pasan a ser lagos; los caminos, canales; y las matas de hierba, islas. La “quinta” es la mejor época para divertirse en Soomaa. Se puede gozar de una excursión guiada en canoa y tener la ocasión única de remar sobre “tierra firme”, o caminar por los bosques, a la búsqueda de águilas y castores, e intentar escuchar el aullido de los lobos.
Soomaa es un parque nacional cerca de Viljandi, en el centro del país, y Viljandi es una de las poblaciones más sugerentes de Estonia y una buena base para explorar la zona, que en primavera presenta su mejor cara. La estrella del país es la capital, Tallin, que fusiona lo moderno y lo medieval hasta conseguir un estilo propio. Su casco antiguo es un laberinto de callejuelas sinuosas medievales. Pero hay más: antiguas iglesias culminadas por pináculos que compiten con rascacielos de cristal; hay palacios barrocos, cafés en plazas soleadas y rutas ciclistas que llevan hasta playas y bosques.
4. París, siempre París
París es un destino clásico en las escapadas de Semana Santa. Está cerca, la comunicación es buena y… siempre hay algo nuevo que ver en París, desde una exposición hasta una nueva zona de moda, o un restaurante imprescindible para gourmets. Y quienes visiten la capital francesa por primera vez descubrirán por qué es una de las ciudades más visitadas del mundo.
Además de los imprescindibles iconos de París, como la Torre Eiffel, Nôtre Dame, los Campos Elíseos, el Barrio Latino, Montmartre, el Louvre, el Musée d’Orsay, el viajero podrá asomarse al nuevo Museo de Yves Saint Laurent, instalado en su antigua casa de costura, explorar el barrio del Marais, lleno de secretos y más de moda que nunca, adentrarse en los misterios de París en una visita guiada nocturna, o descubrir lugares mágicos como la Ópera Garnier o los pasajes cubiertos que hay detrás de los grandes bulevares parisinos.
Los viajeros con niños tienen una estancia obligatoria en Disneyland París, que en estos días se sumerge hacia el lado oscuro de la fuerza con La Saison de la Force, una cita ineludible para pequeños y grandes Jedis.
5. Amberes, ciudad de moda
Amberes es uno de los secretos mejor guardados de Europa. Es la capital extraoficial de Flandes, una ciudad llena de arte, historia y diseño a lo grande. Hay muchas razones para ir a Amberes, una visita que puede combinarse con excursiones a Brujas o Bruselas.
Amberes es la típica ciudad del norte de Europa que combina su casco antiguo lleno de majestuosas fachadas y calles adoquinadas, con catedrales góticas (aquí está la más alta de los Países Bajos) y toda una serie de referencias a la Edad de Oro que tiene su punto clave en los museos de los maestros flamencos. Pero a la vez, es una ciudad dinámica famosa por sus escuelas de arte y moda, de espíritu innovador y con un ambiente estupendo para disfrutar en sus calles, o recorrerlas en bicicleta. Lo más llamativo siguen siendo las casas-museo, como el Museo Plantin-Moretus, que es la casa de un pionero de la imprenta y alberga las imprentas más antiguas de mundo, además de libros y mapas raros. O la Rubenhuis, la casa-estudio restaurada del artista. Además, el Antwerp Barroque 2018 permitirá que los grandes maestros flamencos (presididos por el más famoso, Rubens) se codeen con nuevos diseñadores y artistas modernos, en una programación que incluye conciertos, arte urbano, exposiciones, desfiles, etc.
6. Marruecos: la escapada exótica
Es el destino más cercano y más asequible para los que quieran escapar de las procesiones y buscar un ambiente más exótico. Está a un paso, ofrece mil propuestas y permite callejear por sus zocos, subir a las cimas del Atlas o disfrutar de unos días en el desierto. Uno de los destinos más asequible e interesante es Esauira, cerca de Marrakech, una ciudad costera amurallada, con estrechos callejones, hammams tradicionales y una medina que forman un conjunto delicioso para los sentidos. La brisa favorece el windsurf, el kitesurf y los paseos por la playa. Hay riads asequibles y una comida sensacional con precios ajustados, buen pescado y marisco fresco.
Aunque, sin duda, un destino clásico como Marrakech, a las puertas del desierto y con una increíble variedad de riads y otros alojamientos exóticos y lujosos que remiten a los cuentos de las mil y una noches, atraerá a muchos viajeros. Este año cuenta con un atractivo más: el nuevo museo de Yves Saint Laurent, junto al fabuloso Jardín Majorelle. El diseñador se sintió siempre fascinado por los colores y el ambiente de Marrakech, y este embrujo se refleja en el museo, un espacio de más de 4000 m2 donde se pueden ver sus diseños que se complementa con un auditorio, una librería y una cafetería.
7. Tiempo de esquí: Haute Route
La Haute Route de los Alpes, de Chamonix a Zermatt, allí donde confluyen Francia, Italia y Suiza, es un buen destino para ir en primavera, cuando el tiempo es más agradable. Esta espectacular ruta de esquí conecta las dos montañas más célebres de los Alpes, desde el resort francés de Chamonix, al pie del Montblanc, hasta la localidad suiza de Zermatt, a la sombra del Matterhorn. Con casi 140 km, la ruta se abrió a pie gracias a miembros del Alpine Club, en la década de 1860.
Aunque sigue siendo una popular travesía de verano (con alguna variación en la ruta), es más conocida como expedición de esquí de montaña, valorada por su terreno desafiante y por las vistas del Mont Blanc, el Monte Rosa, el Grand Combin y el Matterhorn. Los esquiadores suelen tardar seis o siete días en completar esta ruta de refugio a refugio, que cruza más de 20 glaciares y sigue una vía alta a través de las laderas nevadas de los Alpes. Pasa por varios puertos de montaña, incluido el espectacular Val d’Arpette, con vistas a la superficie resquebrajada del Glacier du Trient, y se remata con el altísimo Pigne d’Arolla, a casi 3800 m.
8. Copenhague: una escapada a la felicidad
Se dice que Copenhague es la ciudad más feliz del mundo; al menos, lo son sus habitantes, que practican un estilo de vida muy particular (hygge) conectado con el bienestar personal, con la vida en entornos cómodos y acogedores y el valor de los pequeños placeres de la vida. Copenhague es también una ciudad hygge: la entrada a muchos de sus lugares de interés es gratuita, los días discurren de forma apacible y, con la llegada del buen tiempo, la vida se desplaza a las calles. También hay quien encontrará la felicidad subiendo a la torre del palacio de Christianborg (hoy sede del Parlamento Nacional) que es el mirador más elevado de Copenhague.
De visita casi obligada es Christiania, una “ciudad libre” semiautónoma y autogobernada que atrae a incomformistas y artistas desde principios de la década de los setenta. A pesar de que cada vez hay más turistas, todavía se puede disfrutar de los restaurantes comunitarios, las cervecerías al aire libre y los locales musicales. El contrapunto se encontrará en el Palacio Real de Amalienborg, en el edificio de la Ópera o en la Gliptoteca Ny Calsberg, un magnífico museo fundado por los herederos del imperio cervecero que esconde una de las mejores colecciones de arte antiguo de Europa, además de una impresionante exposición de esculturas.
9. Sevilla, la imprescindible
La Semana Santa sevillana es una fiesta internacionalmente reconocida, el momento en que todos los sevillanos salen a la calle y la ciudad se llena de magia… y de visitantes. Este año, con más medidas de seguridad que nunca, se podrá volver a sentir toda la emoción y el particular espíritu de las procesiones, desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección. Y entre procesión y procesión, todavía habrá tiempo para callejear, tomarse unos finos y unas tapas en los barrios sevillanos de Santa Cruz o Triana, asomarse a lugares tan bellos como el Alcázar, el Museo de Bellas Artes o el Palacio de las Dueñas y por supuesto, disfrutar de la noche, tanto en sus barrios más tradicionales, como en los nuevos. En Semana Santa, Sevilla nunca duerme.
10. Vacaciones al sol de Lanzarote
Otro de los destinos estrella de este año son las Islas Canarias, y más en concreto, Lanzarote, reconocida como uno de los mejores destinos por su buena relación calidad-precio. Cada vez hay más viajeros independientes que vuelan a Lanzarote para aprovechar sus buenas infraestructuras de alojamiento, restaurantes y alquiler de vehículos.
La isla es mucho más que el típico destino de playa: se trata de un lugar muy singular, con un paisaje casi lunar en el Parque Nacional de Timanfaya, playas prístinas como las de Órzola y unas singulares bodegas entre la arena negra de La Geria. Alguna de las actividades que brinda Lanzarote es explorar la huella artística y arquitectónica de César Manrique, recorrer impresionantes rutas senderistas y contemplar unas vistas espectaculares en cualquier recorrido en coche.