Los destinos más populares para no coincidir con las procesiones
La Semana Santa es un magnífico intermedio que puede aprovecharse para viajar. Unos días, o una semana completa, que permiten escapar a las capitales europeas o descubrir lugares exóticos. Aquí dejamos 12 posibles destinos para tomar un respiro durante estas vacaciones.
1. De compras y museos, en Londres
Es uno de los destinos estrella en cualquier temporada, pero en Semana Santa más todavía: hay excelentes vuelos (incluidos muchos low cost), y la oferta cultural se renueva constantemente. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los grandes museos londinenses son gratuitos, incluido el Bristish Museum, la Tate o la National Gallery. Si ya se han visto o no se desea tanta cultura, la oferta es también infinita: siempre se descubre algo peculiar. Por ejemplo, nuevos mercadillos como el de Netil House (cerca del Broadway Market, en East London), que aún conserva el encanto de los mercadillos callejeros sin alboroto y con productos de calidad. O la nueva zona de compras de Seven Dials (cerca del mítico Covent Garden) llena de tiendas monas y marcas un poco más selectas, diseñadores más desconocidos y propuestas más innovadoras.
2. Redescubriendo un clásico, en París
Es la ciudad preferida por los españoles para pasar unos días, y aunque cuatro o cinco no son suficientes para recorrerla a fondo, sí se pueden conocer los monumentos más clásicos: la Catedral de Notre Dame, la Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, el Museo del Louvre, la Torre Eiffel y el Centro Pompidou. Y por supuesto, hay tiempo para pasear o para conocer alguna de las tradiciones locales de estas fiestas: los huevos de Pascua de chocolate o los conciertos de música gratuitos en algunas iglesias. Para los que ya conozcan la ciudad, ¿por qué no descubrir algún barrio menos turístico? Butte-aux-Cailles, situado en el distrito 13, se conoce como la Pequeña Alsacia o Pequeña Rusia y las casas de la rue Daviel, próxima a la Place d’Italie, dan la clave: recuerdan a los edificios tradicionales del norte de Francia y de Rusia. Es un barrio lleno de arquitectura art nouveau, con un agradable ambiente artístico, cafés y restaurantes.
3. Combinando lo cristiano y lo pagano, en Roma
No es el mejor destino si se huye de las tradiciones religiosas, pero es perfecto para combinar lo religioso con lo mundano. Aquí no falta de nada, ni misas, ni viacrucis, ni bendiciones papales. Pero todo se concentra en torno al Vaticano, así que queda toda la ciudad para disfrutarla, desde su cara más “pagana”, en el Coliseum y el Foro, hasta los placeres más mundanos, en los coquetos restaurantes del Trastevere o sus famosas plazas y fuentes barrocas. Una precaución: algunos días nos encontraremos con algunos museos o atracciones cerrados, sobre todo el domingo de Resurrección.
4. En plan tranquilo, en Lisboa
Es perfecta para escaparse unos días: está cerca, se puede ir incluso en coche, y transmite la impresión de que se está como en casa. Lo bueno de Lisboa es que ha sabido conservar su emotivo aspecto nostálgico y a la vez se ha renovado por completo. Quienes busquen buenos restaurantes, locales de copas o tiendas a la última, las encontrarán. Y quienes se decanten por la Lisboa de siempre, ahí está también: con su castillo de San Jorge dominando la ciudad, las estrechas calles del barrio de Alfama, el encanto de las pastelerías y comercios de la Baixa o los bares y restaurante del Barrio Alto. Y a un paso, Belem, con el impresionante monasterio de los Jerónimos, su torre mirando al estuario del Tajo y sus deliciosos pasteles.
5. En el corazón de Europa, en Berlín
Es la escapada más joven, con muchas opciones baratas para volar y para alojarse. Y además, es una ciudad cómoda y práctica para recorrer en unos días, con montones de museos interesantes que ver pero también con un ambiente inigualable en sus barrios más bohemios. La nueva arquitectura, firmada por los grandes arquitectos de finales del siglo XX, compite con los edificios clásicos que albergan algunos de los museos más célebres. Son imprescindibles el Parlamento alemán, un recorrido por la famosa avenida Under den linden, la isla de los Museos, Postdammer Plazt y Alexander Platz, y para los nostálgicos de la época comunista, el Checkpoint Charlie y los restos del Muro.
6. Descubriendo el norte, en Oslo
Una escapada a Oslo es perfecta para los amantes de los países nórdicos. Hay compañías low cost que han acercado esta ciudad que antes parecía tan remota. Es pequeña y en cuatro días se disfruta de sus encantos: un centro compacto, presidido por el famoso Ayuntamiento donde cada año se entrega el Nobel de la Paz, el fuerte Akershus, el Palacio real… y magníficos parques y espacios naturales. Para buscar la cara más trendy de Oslo hay que ir al barrio de Grünerløkka, lleno de tiendecitas, cafés, mercadillos y galerías de arte. Lo que fue hasta hace poco un barrio obrero, es ahora referencia de artistas y de ocio nocturno. Dos imprescindibles: el Museo del Esquí de Homenkollen, que recoge los 4000 años de historia de este deporte, con piezas de las más importantes expediciones polares, y el Museo Munch, con las obras que el prolífico pintor noruego legó a la ciudad de Oslo.
7. En plan exótico, en Marruecos
Para los amantes de lo exótico, este destino a un paso (un vuelo o un simple trayecto en ferri) es perfecto. Marruecos tiene un clima perfecto al inicio de la primavera y cualquiera de sus ciudades es perfecta para romper con lo cotidiano y empaparse de otra cultura y otra forma de ver la vida. Los que puedan alargar sus vacaciones hasta una semana, podrán hacer el circuito de las ciudades imperiales (Fez, Rabat, Mequínez, Marrakech y Casablanca); los que busquen un Marruecos más tradicional, tienen una cita con el Rif, que desde Melilla es muy accesible; y para una escapada de placer, compras y exotismo, nada mejor que Marrakech. Desde allí los más aventureros pueden darse una vuelta por el desierto, subir dunas, montar en camello y visitar sus exóticas kasbash (fortalezas) que recordarán más de una película.
8. De 'pintxos', en San Sebastián
Puestos a elegir un destino sin salir mucho de casa, uno puede decantarse por un lugar gourmet y lleno de estrellas: San Sebastián. En un radio de menos de 25 km se encuentran ni más ni menos que 16 estrellas Michelin, algunas de los chefs más famosos del mundo. Después de Tokio, es la ciudad con más estrellas por metro cuadrado, muy por delante de otros hitos de la gastronomía como París o Lyon. Aquí están Arzak, Mugarritz, Martín Berasategui o el Akelarre de Pedro Subijana.
Si el presupuesto no da para estos placeres, no hay problema: por toda la ciudad se come bien, incluso en los bares de pintxos, pequeñas creaciones de alta cocina en miniatura. Ir de pintxos por la parte vieja de la ciudad es una forma de conocer su cultura y su forma de ser. Otra opción es ir a los mercados donde los grandes chefs compran sus productos de temporada, como el de La Bretxa o el de San Martín. San Sebastián cuenta también con primera universidad de gastronomía de España, el Basque Culinary Centre.
9. Esquiando, en Suiza
Para los esquiadores, la temporada se alarga en las estaciones de los Alpes, donde todavía se pueden encontrar buenas pistas y nieve, incluso a finales de marzo. Es el paraíso de los deportes blancos, con estaciones tan famosas como Zermatt, casi perfecta por los impresionantes paisajes de alta montaña (presididos por el Matterhorn), magníficas pistas y un precioso pueblo peatonal ideal para el après ski. Pero hay muchas otras igualmente famosas como la estación de Les 4 Vallées, uno de los mayores dominios esquiables del mundo, con más de 400 km de pistas. Otra de las míticas es Davos, cerca de Zúrich, con 300 km de pistas o la región de esquí de Jungfrau, ideal también para no esquiadores por sus muchas propuestas de ocio invernal.
Pero puestos a escoger estaciones para asegurarse de esquiar a finales del invierno, una buena elección puede ser Saas-Fee, rodeada de glaciares y de picos de más de 4.000 m que garantizan buenas condiciones de nieve por su gran altitud (1800 m). Y también Laax, uno de los secretos mejor guardados de Suiza, con un ambiente tranquilo, bellísimos paisajes, 225 km de pistas y un magnífico equipamiento.
10. Tomando el sol, en Canarias
Quien dice en Canarias, dice en alguna de sus islas, porque hay nada menos que siete para escoger. Las mejores ofertas se encuentran en Tenerife o en Gran Canaria, pero Lanzarote, Fuerteventura, e incluso La Palma, sacan sus mejores propuestas para atraer al turista peninsular ansioso de unos días de clima tropical tras el invierno. Hay más de 500 playas con todo tipo de arena y muchas otras actividades para disfrutar.
En Gran Canaria, por ejemplo, se puede dejar la playa en algún momento para descubrir sus senderos y su red de miradores y así ver otra cara de la isla. En Tenerife, recorrer las calles y mansiones coloniales de La Orotava o descubrir Isla Baja, el litoral noroeste de Tenerife, a los pies del macizo de Teno, que esconde joyas naturales tan singulares como la Punta de Teno y los acantilados de Los Gigantes. En Lanzarote, se pueden tomar unos vinos y disfrutar del paisaje de la Geria, y en Fuerteventura, practicar deportes acuáticos y descubrir playas vírgenes. Los que vayan a La Palma o La Gomera tendrán una cita imprescindible con sus impresionantes parques nacionales y quienes prefieran la soledad de El Hierro se encontrarán, casi en el fin del mundo, asomados al borde del infinito Atlántico.
11. Disfrutando en el Caribe, en Cuba
¿Y por qué no? Una semana es más que suficiente para dar un salto al Caribe y disfrutar de uno de los destinos de moda. La isla está a punto de cambiar por completo y este es el momento de conocerla. Para comenzar, La Habana y algunos de los hitos habaneros que no pueden faltar: hacerse un selfie en el fotogénico Malecón, tomar un helado en Coppelia, en la calle L, acercarse a Cojímar, el pueblo de pescadores donde vive el espíritu de Hemingway, descubrir alguno de los muchos paladares de la ciudad para probar auténtica cocina casera cubana, o subir al Morro, una fortaleza del siglo XVI que defendía la entrada del puerto desde la que se contempla una fantástica vista de la ciudad. Además de recorrer las calles de La Habana, el viaje puede completarse con una escapada a la Cuba más rural del Valle de Viñales o unos días de playa en Varadero, las Playas del Este o alguno de los Cayos, sin hacer otra cosa que nadar o tomar el sol.
12. De safari, en Kenia
Otra posibilidad para los que cuenten con una semana completa: un safari básico por Kenia, que suele incluir sus parques naturales más populares donde están garantizadas que las mejores fotografías de su fauna: leones, cebras, jirafas, ñus, antílopes o elefantes que parecen estar posando a la espera en Masai Mara o en Amboseli. En el recorrido por el país se contemplarán dos montañas mágicas y míticas de África: el Monte Kenia y el Kilimanjaro. Y se vivirá también el ambiente y los contrastes de una ciudad africana inmensa e intensa como es Nairobi, con la imprescindible visita a la casa de Karen Blixen, la autora de Out of Africa (Memorias de África). Se trata de un viaje intenso que puede hacerse también en familia para vivir una Semana Santa inolvidable.