Bienvenidos a Montenegro

Lleno a rebosar de majestuosos montes, impresionantes playas y gente acogedora y amable, este país es prueba irrefutable de que se puede ser pequeño e importante a la vez.

Una cálida acogida

No hay sección de viajes donde no anuncien a bombo y platillo que Montenegro es el nuevo destino de moda. Aunque les gusta que su país sea el centro de atención, los montenegrinos siguen tan simpáticos, abiertos y encantadores como siempre; al revés que en otros destinos, dar la lata al turista o timarlo no es un asunto de los más importantes. En general es más fácil toparse con abrazos de oso que con pesados cazaclientes. Tanto si busca hospitalidad serrana como camaradería de la costa, al viajero le esperan calurosos saludos, entregados anfitriones y un aumento de peso de 5 kg como mínimo; les encanta dar de comer.

Donde se funden la tierra y el mar

Con menos de 300 km de litoral, Montenegro ofrece unos paisajes costeros de los más espectaculares de Europa. Las montañas se alzan bruscamente desde las cristalinas aguas, algo realmente imponente. Antiguas ciudades amuralladas cuelgan de las rocas rozando el mar, como si fueran unos veraneantes. En verano el aroma de las flores mediterráneas, las plantas silvestres y las coníferas impregna el ambiente. Y todo ello concentrado en un espacio relativamente pequeño y fácil de recorrer.

Echarse al monte

Cuando los turistas venidos de Europa del Este en busca de sol invaden las playas, es fácil huir de la muchedumbre en los agrestes montes de Durmitor y Prokletije, el bosque primario de Biogradska Gora y los numerosos pueblos y ciudades donde los montenegrinos siguen con su vida habitual. En sitios poco conocidos, el turista intrépido disfrutará del senderismo, la bicicleta de montaña o el kayak prácticamente a solas. Al fin y al cabo, es un país donde aún quedan lobos y osos en rincones apartados.

Una situación límite

Montenegro ha estado en la frontera entre Oriente y Occidente desde la división del Imperio romano hace 1600 años. Dan fe de su variada historia cultural las villas romanas con suelo de mosaico, los monasterios ortodoxos profusamente pintados, las ornamentadas iglesias católicas, las mezquitas de elegantes alminares y las sólidas fortalezas erigidas por las numerosas potencias que se disputaron estas tierras. Y además está el legado de 50 años como Estado comunista no alineado, independiente tanto del bloque soviético como del occidental. Es un lugar fascinante para quien sienta el más mínimo interés por la historia de Europa.

Por qué me gusta Montenegro

Por Tamara Sheward, autora

Si el mundo entero es un escenario, sobre él Montenegro se pavonea representando lo más espectacular. Es un país con carisma donde no hay nada falto de gracia, ni el telón de fondo de emocionantes montes y cautivadora costa, ni su apasionada gente, ni su animada historia viva. Me ha dejado pasmada en innumerables ocasiones, debido a los impresionantes paisajes, las amistosas palmadas en la espalda que me propinaban gigantescos montañeses o el fortísimo rakija. Por más que lo visite, Montenegro siempre me quita el sentido.

 

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